BCE prevé inflación en la eurozona
Trichet reconoció una significativa desaceleración de la economía de la zona euro y dijo que no podría descartar una caída más acelerada de la inflación a mediados de 2009.
BRUSELAS, 4 dic (Reuters) - La inflación de la zona euro probablemente caiga hasta el objetivo del Banco Central Europeo y podría descender más, aunque solo brevemente, dijo el jueves el presidente de la entidad, Jean-Claude Trichet, después de que la institución monetaria recortara los tipos de interés en la cuantía récord 75 puntos básicos.
De todas formas, cualquier descenso brusco será de corta duración y no será relevante para la política monetaria, dijo en rueda de prensa.
'Esperamos que las tasas de inflación estén en línea con la estabilidad de precios en el horizonte relevante para la política monetaria, apoyando el poder adquisitivo de ingresos y ahorros', dijo. 'El descenso de las tasas de inflación se debe principalmente al abaratamiento de los precios de las materias primas y a la significativa desaceleración de la actividad económica'.
El índice de precios de la zona euro se desplomó en 1,1 puntos porcentuales en noviembre, la mayor caída desde la creación de la eurozona hace 10 años, hasta el 2,1 por ciento interanual.
Esta caída dejó la tasa de inflación a un paso del objetivo del BCE de mantener el aumento de precios por debajo, aunque cercano, al dos por ciento.
'Mayormente debido a los efectos de la intensificación y extensión de las turbulencias financieras, tanto la demanda global como de la zona euro es probable que se vean afectadas durante un prolongado periodo de tiempo', añadió.
Algunos economistas habían hablado del temor a que se diera un fenómeno de deflación en la zona del euro.
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La inflación es un fenómeno que acecha nuestra economía. A veces los titulares de los periódicos nos amenazan con que viene. Otros nos alertan de que se va. ¿Por qué es tan determinante y tan controvertida la inflación?
La subida generalizada y persistente de los precios de bienes y servicios en una economía tiene causas diversas. Según Francisco Mochón, se agrupan en tres: Inflación de demanda, inflación de costos e inflación estructural.
Los monetaristas defienden que la inflación es causada por el aumento de la cantidad de dinero en circulación. Si en una economía en la que en un principio, no se sienten tensiones inflacionarias, se aumenta la oferta monetaria, los agentes dispondrán de una mayor liquidez y elevarán su gasto. La demanda se alzará y, si la estructura productiva es rígida, o la mayoría de los factores se encuentra empleada; subirán los precios. Por ello los monetaristas establecen una relación directa entre la cantidad de dinero en circulación y los precios. Esta causa no es aplicable a la coyuntura actual occidental. Si puede estar relacionada con la situación de Zimbawe: En ocasiones los gobiernos que financian sus déficit públicos con deuda pública, no obtienen la financiación deseada y recurren a la emisión de billetes. Este incremento de la oferta monetaria sin que haya un incremento de los factores reales, produce inflación: los precios suben y la moneda nacional pierde valor, pues se compran menos bienes que antes.
La inflación estructural es típica de los países en vías de desarrollo, por lo que no interesa mucho en este caso.
La inflación por costes explica que el precio de un bien, en un supuesto simplificado, depende de tres variables:
-De la cantidad de trabajo necesaria por unidad de producción, esto es, de la productividad
-Del salario de los trabajadores
-Margen sobre los costes laborales para cubrir los costes de capital
Los sindicatos y distintos grupos de presión pueden mantener los salarios superiores a la productividad del trabajo, lo que hace que el proceso inflacionista se origine por un empujón de los costes y no por un tirón de la demanda. Aquí nos introducimos en la espiral precios-salarios, según la cuál, debido a una subida generalizada de éstos se produce la consiguiente subida de precios. Los trabajadores exigirán una subida de su salario real, que derivará en una subida de precios que forma una espiral inflacionista. También puede deberse a una subida de materias primas o combustibles (petróleo)
Según estas teorías, la inflación es negativa. Tenemos ejemplos de inflación a lo largo de la historia que han tenido consecuencias letales en las economías, como el caso alemán.
Vamos a ver ahora las causas del fenómeno contrario: la deflación
La historia nos muestra, según Lorenzo B. de Quirós, dos tipos de deflación: La buena y la horrible.
Las buenas son las causadas por choques de oferta positivos, por ejemplo, un aumento de la productividad. Si la inflación es baja y la oferta monetaria se mantiene constante, los costes del producto caen y en consecuencia su precio. Sin embargo, se produce un incremento de los beneficios empresariales, de los salarios reales y del valor de los activos. Este tipo de deflación se produjo a lo largo del siglo XIX con la Revolución Industrial.
Las horribles se inician con una contracción de la Demanda Agregada. Los productores inician un recorte de precios buscando compradores. Esta situación se retroalimenta por dos razones: la imposibilidad de reducir los tipos por debajo de cero eleva el coste de endeudamiento de los agentes, dispara las bancarrotas empresariales y genera una restricción de la liquidez. La segunda razón es que los consumidores paralizan sus decisiones de gasto en espera de mayores bajadas de precios. Según Milton Friedman “la deflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario” El crecimiento o la reducción sostenida de la cantidad de dinero en circulación en relación con el PIB determina los cambios en el nivel de precios, según los monetaristas.
Las consecuencias de ambos fenómenos son poco alentadoras. En general, el efecto negativo más importante que genera la inflación es una perdida en el poder adquisitivo del dinero, que perjudica muy especialmente a los trabajadores y los pensionistas. Estarán en desventaja aquellos agentes económicos que mantengan una mayor proporción de efectivo, y generalmente son las personas de bajos recursos las que tienen menor acceso a los mercados financieros La inflación eleva la incertidumbre, lo cual puede desestimular la inversión productiva. Una menor inversión frena el crecimiento económico y tiende a generar desempleo, con lo cual se deterioran los salarios y se profundizan los desequilibrios sociales. Este fenómeno de desempleo e inflación se denomina estanflación y se dio en el mundo occidental en los años 70. Además la inflación deteriora la competitividad de la economía en los mercados internacionales.
Sin embargo en la actualidad, en economías donde los agentes económicos se han acostumbrado a convivir con la inflación, estos efectos se pueden ver suavizados dadas las acciones que ellos realizan para cubrirse de sus impactos negativos. Así, por ejemplo, los contratos se establecerán en función de la inflación esperada, los prestamistas acordarán una tasa de interés que recoja la elevación esperada en los precios y los trabajadores, por su parte, tratarán de fijar los salarios según su previsión de subida en los mismos.
Los efectos de la deflación son mucho más negativos y difíciles de corregir. Un descenso de los precios deteriora los resultados empresariales, lo que implica recortes de plantilla y de inversión en bienes de equipo, lo que a su vez lleva a una disminución de la demanda que de nuevo recorta el excedente empresarial. En ausencia de políticas correctoras, la salida de este círculo vicioso sólo se produce cuando los precios han disminuido lo suficiente para que los consumidores y empresas puedan restablecer progresivamente su nivel de demanda.
Además, la deflación provoca fuertes distorsiones en la actividad financiera, ya que aumenta la carga real de intereses que sufren los deudores. En efecto, los tipos de interés no pueden disminuir por debajo de cero, pero los precios están cayendo, lo que aumenta el poder adquisitivo del dinero. Si una persona pide 100€ con interés cero y los precios caen un 10%, en términos reales la deuda se habrá transformado en 110€.
No obstante la pregunta en la situación actual debería ser: ¿Cómo pueden los bancos centrales evitar o combatir una situación deflacionaria cuando los tipos de interés se aproximan a cero? La historia sugiere que el medio más eficaz , según Lorenzo B. de Quirós, es aumentar la oferta de dinero a través de la expansión de los agregados monetarios. Al realizar operaciones de mercado abierto para incrementar las reservas de la banca comercial, es posible reactivar la demanda agregada y conseguir la tasa de inflación deseada. Los keynesianos abogarán por una subida de la demanda agregada a partir del incremento del gasto público.
En definitiva, estos dos fenómenos se han ido intercambiando a lo largo de la historia. Pero en la actualidad se disponen de organismos correctores que limitan y suavizan las repercusiones en las economías.